Caquetá - En una reciente confrontación entre facciones disidentes de las FARC en el departamento de Caquetá, once personas perdieron la vida, entre ellas varios menores de edad. Los cuerpos fueron trasladados a la morgue de Florencia, la capital del departamento, donde las autoridades esperan la llegada de familiares para la identificación y reclamación de los fallecidos.
El secretario de Gobierno de Caquetá, Arturo Perdomo Granjas, confirmó el hallazgo de once cuerpos, incluidos menores. "En este enfrentamiento, se logró identificar un cuerpo que se trata de una menor de edad que vivía en la zona rural de Florencia, mientras que otro menor aún no se ha logrado identificar", declaró Perdomo.
El Ejército de Colombia ha tomado el control de la zona, buscando restablecer la calma en una comunidad que ha estado sumida en el miedo y la incertidumbre tras los enfrentamientos. Estas confrontaciones ocurrieron entre el frente Carolina Ramírez, del Estado Mayor Central, y la estructura Comandos de la Frontera, de la Segunda Marquetalia, dos facciones de las disidencias de las FARC que se disputan el control territorial en esta región limítrofe con el departamento del Cauca.
En la morgue de Florencia, varias familias provenientes de Putumayo y Caquetá se han congregado con la esperanza de identificar a sus seres queridos. Algunos de los fallecidos eran jóvenes reclutados forzosamente, mientras que otros se unieron a estos grupos por voluntad propia.
La Defensoría del Pueblo ha alertado sobre el confinamiento de aproximadamente 500 familias en la vereda Palmeiras, jurisdicción del municipio de San José del Fragua, debido a los combates. "Las comunidades reportaron que no han podido salir de sus viviendas por temor a la agudización de las acciones armadas y por la presencia de cuerpos sin vida en las vías rurales de miembros, según su denuncia, que eran de esos grupos armados ilegales", indicó el Defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis.
Este conflicto en San José del Fragua refleja la grave situación de inseguridad que se vive en varias zonas rurales del país, donde los grupos armados ilegales continúan operando y enfrentándose entre sí por el control de territorios estratégicos. La presencia de cuerpos sin vida en las vías y la imposibilidad de las comunidades de desplazarse libremente han exacerbado el temor y la zozobra entre los habitantes.
El Gobierno local y las fuerzas armadas han reiterado su compromiso de garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos afectados por este conflicto. Las autoridades hacen un llamado a la población para que colaboren con las investigaciones y denuncien cualquier actividad sospechosa que pueda poner en riesgo la tranquilidad de la región.
El panorama en estas zonas del país sigue siendo complejo, y mientras las autoridades continúan sus esfuerzos por controlar la situación, las comunidades afectadas esperan con ansias un futuro donde puedan vivir sin el miedo y la violencia que han marcado sus vidas durante tanto tiempo.