Colombia - En medio de un creciente escándalo sobre la compra y el uso del software de espionaje Pegasus, ha salido a la luz una revelación crucial: la inteligencia colombiana ya sabía que Estados Unidos había financiado la adquisición de este sistema mucho antes de que el presidente Gustavo Petro hiciera su denuncia pública el 4 de septiembre. Según información divulgada por El Colombiano, altos funcionarios de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) y otras entidades de inteligencia colombianas estaban al tanto de los detalles de la compra y su relación con los esfuerzos de Washington para fortalecer las capacidades de monitoreo en la lucha contra el narcotráfico. Esta información contrasta con las afirmaciones de Petro, quien acusó al gobierno de Iván Duque de haber adquirido el software con fines políticos, lo que genera serias dudas sobre la falta de comunicación y transparencia dentro de las más altas esferas del poder. La revelación pone de manifiesto que, aunque el presidente no fue informado en su momento, las autoridades de inteligencia ya conocían la operación, y las diferencias de relato entre las altas autoridades políticas y las de seguridad continúan alimentando la controversia.
En su denuncia pública, Petro afirmó que Pegasus fue adquirido por el gobierno de Iván Duque con el objetivo de interceptar las comunicaciones de opositores políticos y miembros de la Primera Línea, un grupo que jugó un rol destacado en el estallido social de 2021. Según Petro, la adquisición de este software se llevó a cabo de manera ilícita, con dineros en efectivo y sin el proceso de contratación pública debido, lo que contraviene las normas legales de contratación en Colombia. Sin embargo, las afirmaciones del presidente se vieron rápidamente desmentidas, ya que semanas después, en una reunión con miembros de la cancillería colombiana, funcionarios del gobierno de Estados Unidos aclararon que la operación había sido financiada por ellos y que su propósito estaba relacionado con la lucha contra el narcotráfico, no con fines políticos internos.
A pesar de las aclaraciones, las versiones disonantes han alimentado especulaciones sobre la manipulación de la información dentro del gobierno colombiano. Algunos sectores apuntan que Petro pudo haber utilizado esta denuncia como una cortina de humo para desviar la atención pública de otros asuntos de su gobierno, particularmente de las críticas en torno al paro camionero que estaba en pleno desarrollo cuando realizó su alocución. La acusación de que el gobierno de Duque utilizó recursos sin transparencia y sin la debida contratación también sigue siendo un tema de discusión, ya que la compra de Pegasus se hizo sin el conocimiento de los mandos políticos, lo que alimentó teorías sobre posibles maniobras políticas dentro de los círculos de poder del país.
Lo que está claro es que, a pesar de las tensiones entre el gobierno actual y el anterior, el software de espionaje Pegasus fue adquirido con el financiamiento de Estados Unidos, lo que deja a Duque y Petro en una posición difícil. Ambos presidentes han afirmado no haber estado al tanto de la operación, y las versiones oficiales aseguran que la compra de Pegasus no afectaba la seguridad nacional, ya que formaba parte de un paquete de ayudas extranjeras relacionadas con la lucha contra el narcotráfico. Las autoridades de inteligencia también insisten en que la operación se llevó a cabo de forma confidencial, lo que dificultó la comunicación sobre este tema entre los diferentes niveles del gobierno.
Esta controversia también pone en evidencia la creciente lucha interna dentro de la DNI, un organismo clave en el ámbito de la inteligencia en Colombia, donde facciones políticas y operativas luchan por el control de la información y los recursos. Los recientes conflictos en torno a la adquisición de Pegasus reflejan un clima de desconfianza y tensiones políticas dentro del aparato estatal, donde las relaciones entre el gobierno y las agencias de inteligencia parecen ser más complejas de lo que aparentan. La guerra por el control de la DNI podría estar influyendo en la gestión de la información sensible y en cómo se manejan temas de seguridad nacional.
En este contexto, las versiones contradictorias y la falta de comunicación clara entre los altos funcionarios del gobierno colombiano y las agencias de inteligencia han abierto un amplio debate sobre la transparencia y el uso de la información en la política nacional. La situación ha puesto de manifiesto las tensiones no solo entre el gobierno de Petro y el de Duque, sino también dentro del mismo aparato de inteligencia, que enfrenta cuestionamientos sobre sus prácticas y la forma en que se manejan las operaciones sensibles. Pegasus ha pasado a ser un símbolo de la complejidad de las relaciones entre los actores políticos, las agencias de seguridad y las influencias externas, dejando en evidencia las grietas dentro de las instituciones encargadas de proteger los intereses nacionales.