En entrevista a la Revista SEMANA entregada por el coronel en retiro César de la Cruz, revelo detalles sobre los eventos previos a la captura del ahora presidente, Gustavo Petro Urrego en 1985. Según el militar este habría protagonizado un hecho impactante al desfigurar a golpes la cara del entonces capitán Gabriel Díaz Ortiz, quien más tarde llegaría a ser un general de la República y miembro del cuerpo de inteligencia del Ejército Nacional.
De acuerdo con el relato del coronel De la Cruz, en 1985, mientras el país vivía un cese al fuego ordenado por el presidente Belisario Betancur como parte de los esfuerzos para buscar la paz con el M-19, el Ejército se encontraba limitado en sus operaciones contra esta guerrilla. En ese contexto, De la Cruz estaba asignado en Zipaquirá, donde Gustavo Petro era concejal, y donde los hostigamientos de las facciones urbanas del M-19 eran evidentes, aunque las órdenes superiores restringían la acción militar.
El relato del coronel describe cómo el capitán Suárez Bustamante y el capitán Gabriel Díaz Ortiz, miembros de inteligencia, se aventuraron en el barrio Bolívar 83 de Zipaquirá, un bastión del M-19. Sin embargo, fueron sorprendidos por una turba liderada por Petro Urrego. Aunque Bustamante y el bachiller lograron escapar, Díaz Ortiz no tuvo la misma suerte.
Según el coronel De la Cruz, Petro intentó quitarle la vida a Díaz Ortiz con un arma de fuego que finalmente falló, lo que llevó al líder guerrillero a golpear al militar con la cacha de la pistola. Esto resultó en que Díaz Ortiz quedara con su cara desfigurada y tuviera que someterse a meses de tratamiento en el Hospital Militar de Bogotá, donde le insertaron "platinos" como resultado de los golpes.
El coronel De la Cruz afirmó que Petro fue claramente el responsable de esta golpiza, respaldando sus declaraciones con testimonios recientes del exviceministro de Defensa, el general retirado Ricardo Díaz, quien también advirtió que el presidente aún conserva un arma que "casi mató a un general".
Además de este episodio, el coronel De la Cruz recordó cómo Petro fue capturado poco tiempo después, en octubre de 1985, tras el levantamiento del cese al fuego debido a un atentado contra el general Rafael Samudio, entonces comandante del Ejército. Aunque Petro estuvo detenido en Zipaquirá durante unos días, finalmente fue trasladado a Bogotá, donde enfrentó cargos por porte ilegal de armas y terrorismo.
El militar retirado destacó que Petro debe su supervivencia a que el Ejército respetó los derechos humanos en ese momento, a pesar de las circunstancias. En aquellos tiempos, la Justicia Penal Militar también se aplicaba a los terroristas, y Petro fue juzgado y condenado por los cargos mencionados, aunque estos hechos luego fueron borrados.
Esta revelación sobre el incidente que dejó la cara del general Díaz Ortiz desfigurada ha salido a la luz gracias al testimonio del coronel De la Cruz, quien subraya que esta historia permaneció oculta posiblemente por el temor.
Este testimonio arroja luz sobre un episodio poco conocido en la vida de Gustavo Petro Urrego y su implicación en eventos violentos antes de su carrera política.