La pasión por la odontología tiene nombre propio

La pasión por la odontología tiene nombre propio
Viernes, Marzo 10, 2023 - 09:00

La pasión por la odontología tiene nombre propio

Pocas veces en la vida, se tiene la oportunidad de conocer a una persona que vino a este mundo predestinado y con una misión especial que cumplir. Eduardo Coll, el protagonista de esta historia, es uno de ellos.
Viernes, Marzo 10, 2023 - 09:00

En la familia Coll, el gen de la odontología circula por las venas. Su padre, el ilustre odontólogo Demóstenes Coll, la ejerció con mucho éxito y su hermano mayor, Reinaldo Coll, siguió con el legado del patriarca. De hecho, Eduardo, los considera a ambos cómo sus primeros maestros y quienes le enseñaron los fundamentos científicos de la salud dental. De niño, Eduardo solía acudir con frecuencia al consultorio de su papá solo para verlo trabajar. Observaba detenidamente, y casi sin parpadear, las hábiles manos de su experimentado padre a quien solía preguntarle todo aquello que le causara curiosidad, posteriormente, y con un poco de más edad, pero con el mismo interés por la materia, cuando su padre se retiró de la vida activa, hizo lo propio con su hermano mayor. De ambos, aprendió la ética y el respeto por el paciente, desde entonces supo, que la odontología era su pasión, su profesión y lo que más quería hacer en la vida. Eduardo Coll es también hijo de Delly Reyes, una estilista de profesión, quien de niño le inculcó a su hijo, que no existen sueños imposibles de alcanzar; que las metas en la vida, están más allá de las dudas y se ubican en la orilla opuesta de los temores, también le infundió, la pasión por hacer las cosas bien, con excelencia, con la mayor estética posible y alto grado de calidad, indistintamente de quien sea el paciente y cuánto esté pagando por los servicios recibidos.

Su formación como odontólogo.

Eduardo estudió con mucho esfuerzo odontología y, al culminar su carrera, laboró como odontólogo general en Valledupar con el fin de ahorrar el dinero suficiente para especializarse. Con el dinero reunido, inicia su especialización en Rehabilitación Oral y Estética Dental, en la Universidad San Martín en Barranquilla.

Sin ser considerado un nerd, se destacó entre sus compañeros de estudio por su buen desempeño académico, en especial, en la parte clínica, tanto en el pregrado cómo sucesivamente en el posgrado, sin lugar a dudas, los fundamentos puestos por su padre y su hermano mayor, estaban dando su fruto, sumado esto a su talento natural y a ese “ojo clínico” capaz de ver y de diagnosticar aquello que otros no alcanzan a percibir con mucha facilidad. Hoy día, su pasión por la odontología, lo ha llevado a superar límites que parecían infranqueables y a romper algunos esquemas que se creían definitivos en la ciencia de la salud dental.

La odontología robótica.

Eduardo Coll es un innovador y un visionario a tiempo completo, con una curiosidad insaciable que lo ha convertido en una especie de “Steve Jobs” de la odontología. La incorporación de tecnología de punta en tratamientos odontológicos, es su sello personal, y lo ha transformado en el pionero de la denominada “odontología robótica” en la ciudad de Barranquilla y de paso, en líder de opinión y asesor para muchos de sus colegas.

La odontología robótica es una innovadora técnica que elimina de forma definitiva las impresiones dentales tradicionales y las reemplaza por un escáner completo de la cavidad bucal. Este novedoso procedimiento se realiza con un equipo altamente especializado llamado: CAD-CAM.

“Tomamos un modelo de la boca del paciente a través de un escáner intraoral. Posteriormente, un software especializado, analiza el resultado y se encarga de hacer toda la parte del diseño de sonrisa o de la reconstrucción (según sea el caso) para así, finalmente, el mismo software se encargue de fabricar las piezas requeridas con materiales totalmente cerámicos. Lo anterior permite que, el paciente culmine su tratamiento de Diseño de sonrisa o Rehabilitación Oral, en menor cantidad de tiempo”

El complemento y equilibrio en la vida.

Pero a este hombre de mundo, a este visionario, le hacían falta dos cosas insustituibles para alcanzar la plenitud completa: una familia y una relación con Dios.

La primera se cumplió a cabalidad. En su camino estaba predestinada una mujer que sería su complemento, su “polo a tierra” como él mismo la define, su “media naranja” o en palabras más espirituales, su ayuda idónea. Cuando la vio, supo de inmediato que ella era la mujer con quien quería compartir el resto de su vida. Esa persona se llama Sugey Ortiz, quien le entregó la dicha de ser padre de tres hijos: Ferney (un millenials emprendedor de tiempo completo), Annie (odontóloga en formación) y la pequeña Ana Laura (estudiante de 4° grado de primaria) y quien ostenta el título de ser la princesa de la casa.

Eduardo y Sugey, no solo han conformado una familia ejemplar, sino una empresa familiar: Grupo odontológico Coll & Ortiz, y juntos, trabajan enfocados para alcanzar la visión que se trazaron en la medida en que implementan su misión corporativa. Eduardo, coloca todo el talento, la motricidad fina y la artística en el procedimiento, mientras que Sugey por su parte, se encarga de liderar al equipo de colaboradores, atención a proveedores y mantener sanas las finanzas de la empresa.

La segunda, también se cumplió íntegramente. Eduardo Coll es un cristiano al 100%, un hombre de Dios, un católico practicante. En la iglesia a la cual asiste con su familia, presta todos los domingos un servicio voluntario utilizando sus hábiles manos para sacar de su guitarra los más bellos acordes, los cuales, armonizan junto a la prodigiosa voz de su esposa, convirtiéndose en alabanzas para el Señor.

Así las cosas, más allá de la bata blanca y esa “fresa” molestosa, se encuentra un ser humano de enormes quilates, un hombre sencillo, trabajador, un colombiano ejemplar, un insaciable explorador de nuevas y eficaces alternativas de tratamientos en rehabilitación odontológica, que busquen mejorar la calidad de vida de sus pacientes.

Cómo dice él mismo:

“Creamos sonrisas, pero, sobre todo, creamos felicidad”

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