Washington, EE.UU. - La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este 4 de marzo la entrada en vigor de nuevos aranceles a las importaciones provenientes de Canadá y México, con un impuesto del 25%. Además, aumentó en 10% los aranceles a los productos chinos, elevando la tasa total al 20%. La decisión se justificó argumentando que estos países no han tomado medidas suficientes para frenar el tráfico de fentanilo hacia territorio estadounidense.
El anuncio generó reacciones inmediatas en los mercados internacionales. Aunque Colombia no es un proveedor principal de acero y aluminio a EE.UU., la medida podría afectar sectores estratégicos del país. Empresas que exportan aluminio transformado hacia el mercado estadounidense, con un valor cercano a 500 millones de dólares anuales, enfrentan ahora mayores costos de importación, reduciendo su competitividad.
Además de los efectos en el comercio exterior, analistas advierten sobre un posible desvío de productos afectados hacia otros mercados, como América Latina. Esto podría incrementar la competencia en Colombia, afectando a empresas locales que ya operan con márgenes ajustados. La presión sobre la industria nacional podría verse reflejada en menores volúmenes de venta y ajustes en los costos operativos.
En el ámbito interno, la construcción y la manufactura dependen de insumos como acero y aluminio, por lo que podrían experimentar aumentos en los costos de producción. Estos incrementos eventualmente se trasladarían a los consumidores, encareciendo productos finales y afectando la demanda en sectores clave de la economía.
Desde la Cámara Colombiana del Acero (Camacero), representantes del gremio expresaron su preocupación por el impacto en la competitividad de las empresas nacionales. Advirtieron que los exportadores colombianos deberán buscar estrategias para diversificar mercados y mejorar su eficiencia productiva para mitigar los efectos de las tarifas impuestas por EE.UU.
Mientras tanto, Canadá y México respondieron con aranceles dirigidos a productos estadounidenses, en un esfuerzo por equilibrar la balanza comercial. China, por su parte, manifestó su rechazo a la medida y estudia posibles acciones en respuesta. En este escenario de tensión comercial, la incertidumbre sobre los efectos a largo plazo en la economía global y en mercados como el colombiano sigue en aumento.