La gran diferencia

La gran diferencia
Sábado, Octubre 18, 2025 - 07:30

La gran diferencia

Dos episodios recientes muestran formas muy distintas de enfrentar la paternidad desde lo público: Hay padres que descubren un hijo y lo reconocen, y hay otros que frente a un hijo señalado en escándalos prefieren tomar distancia.
Sábado, Octubre 18, 2025 - 07:30

Es que la vida te puede sorprender en cualquier esquina, incluso a un hombre público como Alejandro Char. Imagínese que, después de 33 años, se entera de que tiene un hijo. No lo buscó, no lo sospechó, no se lo habían contado. ¿Quién no quedaría en shock con una noticia así? Lo cierto es que Char se enteró ya adulto, con una carrera política consolidada y con el peso de un apellido que no es cualquier cosa en el Caribe. El apellido Char no es solo un nombre: es poder, empresa, política, una marca que ha moldeado la historia de Barranquilla y buena parte del Atlántico.

La revelación no fue poca cosa. Apareció un joven bogotano, Steven Castellanos Ramos, que tras un proceso judicial terminó por ser reconocido como hijo de Char. Pero aquí hay que aclarar algo clave: no fue un caso de pelea, de resistencia ni de negación. Alejandro Char, en medio de la sorpresa, pidió tiempo, conversó con su familia y consultó con sus abogados. No es extraño: un hombre con su trayectoria sabe que estos asuntos no se manejan a la ligera. Y finalmente —antes de que el juzgado dictara sentencia— ya había enviado, a través de su abogado, un escrito en el que reconocía voluntariamente a Steven como su hijo. El juzgado, claro, debía dejar constancia legal y resolver el trámite de la impugnación de paternidad, sobre todo para lo que viene después: el cambio de apellido. Steven Castellanos Ramos, legalmente, pasa a ser Steven Char Ramos.

Y aquí está lo humano: no hay que leer el fallo como si Char hubiera sido obligado por un juez a asumir lo que no quería. Al contrario, el juez solo formalizó una decisión que ya había tomado el propio Alejandro. Reconocer un hijo que ni sabía que existía. Eso, con la carga emocional y pública que trae su nombre, no es poca cosa.

Ahora bien, contrasta fuertemente con otro episodio reciente que todavía resuena en la política nacional. En marzo de 2023, cuando estalló el escándalo por la entrada de dineros ilícitos a la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2022, todas las miradas se fueron sobre Nicolás Petro, su hijo mayor. El mandatario, lejos de solidarizarse, pronunció una frase que aún se repite: “yo no lo crié”. Lo dijo para marcar distancia, para desligarse de cualquier vínculo afectivo y político con Nicolás. El contexto era aún más duro: Nicolás no estaba reclamando un apellido, estaba siendo acusado de delitos como enriquecimiento ilícito y lavado de activos, con la Fiscalía de frente y con implicaciones para la legitimidad de la campaña presidencial. 

 ¡Únete a nuestro canal de WhatsApp y recibe las noticias al instante! ►▓▓◄

Y es ahí donde la diferencia salta a la vista. Alejandro Char no se negó a una prueba, no intentó ocultarse tras excusas de negación. Se excusó en su momento por motivos de salud o de trabajo, sí, pero no para eludir la verdad. Consultó con sus abogados, habló con los suyos y, al final, aceptó la paternidad sin necesidad de que un ADN lo obligara. Mientras tanto, Petro no habló de pruebas ni de procesos, sino que se defendió desentendiéndose de su hijo, recordando que había decidido separarse de él y de su madre porque prefirió entregarse a la militancia en el M-19. En otras palabras: no lo negó, lo abandonó.

Ese es el punto. Uno descubre un hijo y lo abraza, el otro tuvo a su hijo y lo apartó. En la balanza de la vida, y más aún de la política, eso dice mucho más de lo que aparenta. Porque si algo queda claro es que Alejandro Char se encontró con una realidad inesperada y la enfrentó de frente, mientras que Gustavo Petro, ante un escándalo de justicia, optó por alejarse, no solo del problema, sino también de su propia sangre.

Y en este Caribe, donde la familia lo es todo, donde el apellido abre puertas, pero también pesa como plomo, la diferencia no es solo jurídica ni política, es profundamente humana.

Entonces la gran diferencia está servida: ¿qué vale más, reconocer tarde lo que no se sabía o renunciar temprano a lo que se tenía?

Lee más noticias haciendo clic. REDPRENSA

Pauta Cortinas & Persianas ASPECTOS

Las opiniones expresadas de los columnistas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de REDPRENSA, del Editor o su consejo directivo.