Atlántico — Mientras en las diferentes regiones se habla de la composición de listas al Senado y el país busca a sus candidatos presidenciales, en los pasillos del Atlántico un murmullo recorre municipios y escenarios donde convergen empresarios, políticos y académicos: la búsqueda de un candidato a la Gobernación del Atlántico. Un nombre, mencionado primero en voz baja y luego con más confianza, empieza a atravesar esos escenarios: el del abogado electoral Orlando Caballero.
A simple vista, Caballero mantiene una vida pública discreta. Sin embargo, su recorrido es conocido entre quienes siguen de cerca las movidas del Atlántico. Ha participado en más de veinte procesos electorales en nueve departamentos y fue delegado de la Registraduría, además de ocupar la Subdirección Territorial de Planeación en el Área Metropolitana de Barranquilla. Su hoja de vida no es la que suele encabezar una plaza pública, pero sí la que varios sectores leen con interés cuando el tablero político se prepara para un nuevo ciclo.
Las menciones a su nombre no surgieron de una campaña organizada, sino de una sucesión de escenas pequeñas que, juntas, han empezado a dibujar una tendencia. En la Feria del Libro de Cartagena 2025, por ejemplo, su nombre flotó en conversaciones entre académicos y asesores que compartían la impresión de que el próximo ciclo electoral exigirá perfiles técnicos con capacidad de interpretar los flujos del sistema electoral. Días después, en una mesa de análisis organizada por una universidad del Atlántico, dos empresarios coincidieron en que “hace falta alguien que conozca la operación, no solo el discurso”. Caballero no estaba presente en ninguno de estos encuentros, pero su figura se volvía tema.
En algún club, escenario frecuentado por dirigentes y figuras del sector privado, la conversación giró hacia el rumbo político del departamento. Allí, una fuente que suele participar en procesos de articulación empresarial comentó que “la competencia ya no será entre discursos, sino entre modelos de gestión”. En ese mismo espacio, un par de asistentes recordó el paso de Caballero por la Registraduría y cómo ese rol le permitió entender las tensiones administrativas que se esconden detrás de cada elección.
Quienes lo han escuchado en charlas de universidades o en conferencias técnicas destacan que su estilo combina rigor jurídico con una narrativa sencilla, sin adornos y con datos concretos. Esa mezcla, según varios asistentes consultados, ha hecho que su nombre se mantenga en circulación desde comienzos de 2025, incluso sin que él haya expresado aspiraciones públicas.
El movimiento, de momento, es más atmosférico que estructural. No hay reuniones formales ni equipos armados. Lo que sí hay es una acumulación de comentarios que empiezan a repetirse en distintos escenarios del Atlántico. Cada uno agrega una pieza: un empresario que lo menciona en un almuerzo, un académico que lo incluye como ejemplo en un foro, un dirigente político que apunta que “sería una ficha viable si la conversación avanza”.
Pero la fuerza del rumor no depende siempre de un anuncio; a veces basta con la persistencia de una idea que vuelve. Y esa idea, en este caso, es la de un perfil técnico que podría convertirse en una carta válida para sectores que buscan evitar confrontaciones abiertas y prefieren construir sobre la base de resultados medibles.
En medio de este ambiente, Caballero mantiene silencio. No ha dado entrevistas sobre posibles aspiraciones, no ha fijado posiciones ni ha buscado protagonismo. RedPrensa intentó abordarlo sobre el tema y, según fuentes cercanas, el Dr. Orlando Caballero respondió: “Soy funcionario público y me debo a lo que estamos trabajando en el Área Metropolitana, además no tengo información sobre el tema, porque estoy concentrado en otros asuntos”. Su círculo cercano insiste en que sigue enfocado en proyectos académicos y asesorías. Aun así, la frecuencia con la que aparece su nombre en conversaciones privadas sugiere que, más allá de las intenciones personales, el tablero político del Atlántico lo tiene en consideración.
Lo que ocurra en los próximos meses definirá si estas menciones espontáneas se convierten en una movida real o si permanecen como parte del paisaje previo a cada ciclo electoral. Por ahora, el Atlántico observa cómo el clima político deja atrás la quietud y vuelve a calentarse, mientras los actores afinan sus estrategias y los nombres empiezan a alinearse en el horizonte.
Panorama en movimiento
La región llega a este punto después de una serie de reacomodos que marcaron el arranque de 2025. Las discusiones sobre renovación de liderazgos, la búsqueda de perfiles técnicos y el interés de distintos sectores por figuras capaces de ofrecer estabilidad han puesto a varios nombres sobre la mesa, entre ellos el de Caballero.
La conversación todavía es preliminar, pero el ritmo con el que se mueve su nombre en distintos sectores refleja que algo está cambiando. Tal como lo describió un asistente a una reciente mesa académica: “La política del Atlántico está entrando en un momento donde el detalle vale más que el discurso”. Y es en ese detalle donde perfiles como el suyo empiezan a adquirir relevancia.
El termómetro político del Atlántico
Lo que sigue dependerá de cómo evolucionen las relaciones entre los grupos políticos tradicionales, los sectores empresariales y las nuevas apuestas que buscan posicionarse en la región. Si algo dejó claro este comienzo de año es que el clima político no volverá a la nevera pronto y que la región se prepara para un ciclo decisivo, incluso antes de que los protagonistas decidan hablar públicamente.









