Colombia – Por primera vez en la historia reciente, la ceremonia oficial del 7 de agosto, Día del Ejército y conmemoración de la Batalla de Boyacá, se realizará fuera del tradicional Puente de Boyacá. El presidente Gustavo Petro anunció que el evento se trasladará a Leticia, Amazonas, en una decisión que combina un gesto simbólico y una postura diplomática frente a una nueva tensión fronteriza con Perú.
El anuncio, hecho a través de la cuenta de X del mandatario, sorprendió al romper con una tradición que, por décadas, ha tenido al puente donde se libró la batalla de 1819 como epicentro del evento patrio. Petro justificó el cambio señalando que no se trata de una reacción ante los bloqueos que afectan al departamento de Boyacá, sino de una respuesta política a lo que él considera una violación del tratado limítrofe entre Colombia y Perú firmado en 1934.
"No se traslada a Leticia por los bloqueos. La conmemoración de la Batalla de Boyacá, es la conmemoración de la independencia nacional, se traslada a Leticia porque otra vez, el gobierno del Perú ha copado un territorio que es de Colombia y ha violado el Protocolo de Río de Janeiro", expresó el jefe de Estado.
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Según Petro, el gobierno peruano habría aprobado recientemente una ley que crea un municipio en islas del río Amazonas, al norte de la línea más profunda del cauce, que según el tratado internacional corresponde a territorio colombiano. Esta acción, asegura el mandatario, es una ocupación unilateral y contraria a lo pactado entre ambos países hace más de 90 años.
“El tratado de Río de Janeiro estableció que la frontera es la línea más profunda del río Amazonas y que cualquier desavenencia se resolverá entre las partes. Han aparecido islas que están al norte de la actual línea más profunda, y el gobierno del Perú acaba de apropiárselas por ley”, explicó Petro.
Desde el gobierno nacional se advirtió que esta situación no solo pone en tela de juicio la soberanía territorial, sino que también representa un riesgo directo para el desarrollo económico de Leticia, ciudad cuya dinámica comercial depende en gran parte de su ubicación estratégica como puerto amazónico.
"Esa acción unilateral y violatoria del tratado puede hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico quitándole su vida comercial. El gobierno usará antes que nada, los pasos diplomáticos para defender la soberanía nacional", añadió Petro.
Aunque desde Perú no se ha emitido aún una respuesta oficial al pronunciamiento del mandatario colombiano, la Cancillería de Colombia anunció que ya se iniciaron contactos diplomáticos con el gobierno de Dina Boluarte para abordar el tema por las vías institucionales.
La decisión presidencial también tiene un fuerte componente simbólico. Al mover el evento central del 7 de agosto al extremo sur del país, el gobierno busca enviar un mensaje político y mediático de respaldo a una zona históricamente periférica en el discurso nacional, pero estratégica en términos geográficos.
Leticia es la capital del departamento del Amazonas y ha sido históricamente una ciudad marcada por su triple frontera con Brasil y Perú. Sin embargo, pocas veces ha estado en el centro de eventos nacionales de alto perfil. La última vez que esta ciudad fue foco de atención nacional fue en 2020, durante el colapso del sistema de salud en medio de la pandemia por COVID-19.
Esta no es la primera vez que Colombia y Perú tienen tensiones por temas limítrofes. La más grave ocurrió en 1932, cuando tropas y civiles peruanos ocuparon Leticia y expulsaron a las autoridades colombianas. El conflicto fue llevado ante la Sociedad de las Naciones, donde la tesis de Colombia fue respaldada ampliamente.
El conflicto fronterizo entre Colombia y Perú tuvo un giro en 1933, cuando el Ejército colombiano lanzó una ofensiva decisiva en la región del Putumayo. La toma de Tarapacá, en marzo de ese año, y los enfrentamientos en Güepí, forzaron el repliegue de las tropas peruanas. Solo entonces, en mayo, se logró un armisticio en Ginebra, y un mes después, el 25 de junio, Leticia fue devuelta oficialmente a Colombia tras el retiro total de las fuerzas peruanas.
Tras un armisticio firmado en octubre de 1933, ambos países negociaron en Río de Janeiro la firma de un protocolo que ratificaba la vigencia del Tratado Lozano-Salomón y fijaba los límites con base en el cauce más profundo del río Amazonas.
Según documentos de la Sociedad Geográfica de Colombia, entre los anexos firmados en 1934 se establecieron condiciones para el comercio, la navegación y el control aduanero en esa zona fronteriza. A juicio del presidente Petro, esa arquitectura legal está siendo vulnerada.
La situación, aunque no representa un conflicto armado, sí tiene implicaciones diplomáticas de alto nivel. El cambio de sede del evento patrio se convierte así en un acto político de visibilización del problema, especialmente en un contexto en el que las relaciones entre ambos gobiernos ya venían mostrando distancia ideológica.
En paralelo a esta tensión, el gobierno avanza en otras agendas sensibles, las críticas al sistema judicial y las controversias internas dentro del gabinete. La conmemoración en Leticia podría funcionar también como un ancla simbólica para proyectar un gobierno nacionalista y soberano en momentos de desgaste político.
Por ahora, desde Casa de Nariño no se ha revelado la agenda completa del evento del 7 de agosto, pero se prevé que incluya actos militares, discursos presidenciales y mensajes de unidad nacional desde el corazón del Amazonas colombiano.
Colombia tendrá los ojos puestos sobre Leticia, no solo como acto simbólico de soberanía, sino también como posible punto de inflexión en la relación con el vecino del sur. Aunque el escenario es conmemorativo, el trasfondo es profundamente político y podría escalar dependiendo de la reacción de Lima y de los resultados que arrojen los canales diplomáticos ya en marcha.