Niegan combustible al avión de Petro en Madrid

Niegan combustible al avión de Petro en Madrid
Miércoles, Octubre 29, 2025 - 14:00

Niegan combustible al avión de Petro en Madrid

Durante una escala en Madrid, compañías estadounidenses se negaron a abastecer de combustible al avión de la Fuerza Aérea que transportaba al presidente Gustavo Petro, obligando a gestionar el servicio con apoyo del Gobierno español.

Madrid – El viaje de Gustavo Petro hacia Medio Oriente quedó marcado por un episodio que expone las tensiones entre el poder político y las sanciones financieras internacionales. Según informó W Radio, el avión presidencial colombiano, operado por la Fuerza Aérea, enfrentó dificultades para abastecerse de combustible en Madrid luego de que varias compañías, la mayoría de origen estadounidense, se negaran a prestar el servicio tras la inclusión del mandatario en la Lista OFAC del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

El poder de la Lista OFAC y sus efectos

La jugada inicial se dio durante una escala técnica en la capital española, donde el protocolo de vuelo de la Fuerza Aérea Colombiana preveía una recarga de combustible antes de continuar hacia Arabia Saudí. Las empresas privadas encargadas del suministro, sujetas a legislación estadounidense, declinaron atender la solicitud. “Varias de las compañías que dan servicio en Madrid son norteamericanas”, afirmó el periodista Julio Sánchez Cristo en su reporte para W Radio. El incidente obligó a trasladar la aeronave a una base militar, donde el Gobierno de España autorizó el abastecimiento.

La inclusión de Petro en la Lista OFAC representa una jugada de alto costo político y diplomático. En la práctica, las compañías sujetas a regulaciones de Estados Unidos están impedidas de realizar transacciones con personas o entidades sancionadas. Esta medida, diseñada originalmente para combatir el narcotráfico y el financiamiento del terrorismo, se traduce en una limitación operativa que trasciende fronteras. En el caso del presidente colombiano, el efecto inmediato fue la imposibilidad temporal de repostar combustible, una situación inusual para un jefe de Estado en ejercicio.

El objetivo implícito de la inclusión en la Lista OFAC es aislar financieramente al sancionado, reducir su margen de acción y enviar una señal política a la comunidad internacional. Para Washington, la decisión también refuerza su posición frente a los aliados que deben cumplir las disposiciones del Tesoro. Para Petro, en cambio, el episodio reconfigura su posición de poder y lo obliga a operar bajo nuevas reglas en el escenario internacional.

Desde el punto de vista estratégico, el hecho pone a prueba la capacidad del Gobierno colombiano para mantener sus relaciones exteriores en medio de sanciones que, aunque personales, tienen efectos institucionales. El traslado del avión presidencial a una base militar española no solo evitó una crisis logística, sino que expuso la necesidad de gestión diplomática inmediata. Hasta el momento, ni la Cancillería ni la Fuerza Aérea Colombiana han emitido comunicados oficiales sobre lo ocurrido.

La jugada diplomática que viene

Cada actor involucrado en este episodio parece haber movido sus piezas con cautela. Para Estados Unidos, mantener la coherencia de sus sanciones refuerza la credibilidad de su sistema financiero global. Para España, ofrecer apoyo logístico al presidente colombiano sin violar las normas internacionales demuestra equilibrio diplomático. Para Petro, el desafío está en capitalizar el incidente como evidencia de su autonomía política o, al menos, como argumento ante su base electoral sobre el costo de desafiar al poder financiero norteamericano.

El episodio también genera un efecto interno: reacomoda la narrativa del petrismo en torno a la soberanía y el enfrentamiento con Estados Unidos. En términos de opinión pública, puede ser interpretado como una afrenta a la investidura presidencial o como una consecuencia de sus decisiones políticas recientes. Dentro del Congreso, los partidos de oposición podrían aprovechar el hecho para cuestionar la capacidad del Gobierno de mantener relaciones internacionales estables.

La situación refleja una jugada compleja en el tablero de poder global. Petro queda atrapado entre la política interna, donde debe sostener su narrativa de independencia, y las limitaciones prácticas impuestas por sanciones externas. Cada paso futuro dependerá de su habilidad para mantener el control de la agenda sin aislarse de socios clave. La Casa de Nariño, por su parte, enfrenta el reto de construir una respuesta diplomática que no escale el conflicto ni profundice el impacto económico y reputacional.

La jugada de la OFAC se traduce en una advertencia hacia otros líderes que desafían el marco de cooperación bilateral. Para los Estados Unidos, la aplicación de sanciones a un presidente en ejercicio en América Latina es una decisión calculada: busca enviar un mensaje a futuros gobiernos con inclinaciones contrarias a sus intereses estratégicos.

El resultado inmediato es un escenario de incertidumbre diplomática. Aunque el viaje presidencial hacia Arabia Saudí, Egipto y Catar continuó según lo planeado, el incidente en Madrid deja en evidencia el alcance real de las sanciones y su capacidad para alterar la logística de un Estado. A nivel interno, también plantea preguntas sobre la planificación y previsión del equipo de Petro ante escenarios de riesgo.

Lo que gana cada actor

Washington asegura la eficacia de su aparato sancionatorio, reafirmando que ninguna figura, incluso un mandatario, está por encima de la estructura regulatoria global. España gana prestigio como mediador diplomático, demostrando capacidad de gestión en una situación delicada. Y Petro, aunque en desventaja táctica, podría transformar el incidente en una jugada narrativa: la del presidente que resiste la presión internacional en nombre de la soberanía nacional.

La próxima jugada dependerá de la respuesta de la Cancillería. Un pronunciamiento prudente podría contener los efectos diplomáticos, mientras que una reacción confrontacional podría ampliar la brecha con Washington. Por ahora, el episodio en Madrid queda como un recordatorio de cómo las sanciones económicas, más allá de los mercados, también son instrumentos de poder político.

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