¿La Señorita Colombia está dejando su trono vacío?

¿La Señorita Colombia está dejando su trono vacío?
Miércoles, Enero 8, 2025 - 08:15

¿La Señorita Colombia está dejando su trono vacío?

Catalina Duque, Señorita Colombia 2025, enfrenta críticas por su ausencia en eventos clave, decisiones cuestionables y desconexión con el público, poniendo en jaque su rol como embajadora del país.
Miércoles, Enero 8, 2025 - 08:15
foto cortesia

Colombia - La Señorita Colombia es más que una mujer bella con una banda y una corona: es un símbolo de inspiración, carisma y compromiso con todo un país. Pero desde que Catalina Duque Abréu fue elegida el pasado 10 de noviembre como señorita Colombia 2025, la pregunta que nos hacemos todos es inevitable: ¿dónde está nuestra reina?

Casi dos meses después de su coronación, el título que prometía ser una plataforma para deslumbrar se ha convertido en una sombra llena de ausencias, decisiones cuestionables y una desconexión que no deja de sorprender. Las expectativas eran altas, pero lo que parecía ser un reinado prometedor hoy está envuelto en críticas y dudas.

Hay una regla no escrita en el mundo del reinado: una reina debe estar presente. No solo físicamente, sino también en espíritu,  en cada evento, cada gesto y cada palabra. Pero Catalina ha optado por un camino silencioso que nadie esperaba. Las apariciones públicas han sido mínimas, los mensajes de cercanía prácticamente inexistentes, y su ausencia en momentos clave ha generado un vacío difícil de ignorar.

El primer gran desencuentro llegó con las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Mientras los colombianos esperaban ese clásico mensaje de calidez y buenos deseos de su reina, Catalina permaneció en silencio. Finalmente, el 3 de enero, rompió el silencio con un video deseando feliz año, pero el resultado fue más agrio que dulce. El ambiente del mensaje era apagado, ella lucía sin energía y el gesto, aunque bien intencionado, dejó la sensación de que faltaba algo.

Asimismo, su aspecto físico ha generado inquietud entre los seguidores del certamen. En varias apariciones, Catalina ha transmitido una imagen de agotamiento y descuido, con estilismos que no proyectan la sofisticación característica de una Señorita Colombia. para mostrar de manera más acertada mi punto, me permito citar a Carolina Herrera, "lucir impecable no es superficial, es una forma de mostrar respeto hacia los demás". En este contexto, la falta de cuidado en su presentación personal parece contradecir las expectativas asociadas a su papel, dejando un vacío en la imagen que debería inspirar y representar al país.

La controversia escaló aún más con el anuncio de que Catalina no asistirá a las tradicionales Fiestas del 20 de enero en Sucre. ¿La razón? Según ella, no le avisaron con tiempo y no pudo organizarse. Pero este argumento no ha convencido a nadie, especialmente cuando el país está acostumbrado a ver a la Señorita Colombia liderar estas celebraciones año tras año.

La negativa de Catalina a participar en las Fiestas del 20 de enero en Sucre no solo ha molestado a los organizadores, sino que ha puesto en jaque a la organización del Concurso Nacional de Belleza. Estas celebraciones son una tradición donde la Señorita Colombia brilla como embajadora de cultura y unión, un papel que ahora parece estar en peligro.

Hasta el momento, Catalina no ha ofrecido una explicación sólida que calme las aguas, lo que ha dejado al CNB lidiando con la presión de las críticas en redes sociales y la desconexión evidente con la reina. El certamen ha insistido públicamente en que ella debe asistir, pero el silencio de Catalina no hace más que avivar la incertidumbre.

Lo que más preocupa no es solo su ausencia en Sucre, sino la falta de actividad general desde que fue coronada. En dos meses, no hay una clara señal de gestión o compromiso con su rol. La pregunta de todos es: ¿qué está haciendo Catalina?

Mientras tanto, el panorama para Catalina sigue nublado. Con el Carnaval de Barranquilla a la vuelta de la esquina, otro evento emblemático donde la presencia de la Señorita Colombia es fundamental, la incertidumbre crece. Si Catalina no se presenta, sería un golpe directo al legado de la corona y una demostración más de un reinado que parece estar perdiendo su dirección antes de siquiera arrancar.

Más allá de los eventos y las agendas, lo que realmente tiene al público inquieto es la falta de conexión. Una reina no es solo una figura de belleza; es una representante, una embajadora y, sobre todo, alguien que inspira. El cargo exige mucho, sí, pero también otorga una plataforma para brillar y dejar huella. Catalina tiene todas las herramientas para hacerlo, pero hasta ahora, su reinado se siente distante y carente de esa chispa que une a una reina con su pueblo.

Sin embargo, aun hay tiempo de cambiar el rumbo que lleva su reinado. La corona sigue siendo una oportunidad para conectar, liderar y demostrar por qué fue elegida como la mujer que representa a todo un país. La clave está en tomar acción: en mostrar presencia, en rodearse de un equipo que la impulse y, sobre todo, en volver a conectar con los colombianos que confiaron en ella para llevar este título.

Ser Señorita Colombia no es solo un título, es un compromiso. Es entender que cada decisión, cada evento y cada palabra tiene un impacto profundo en la percepción que tiene un país de su reina. Catalina tiene la belleza, el porte y las herramientas para ser una gran representante, pero necesita demostrar que también tiene la disposición y el liderazgo para hacerlo

En un mundo donde la imagen y la cercanía lo son todo, el papel de una reina va mucho más allá de los certámenes. Es tiempo de que Catalina recuerde que su papel no solo está en lo que se ve, sino en lo que se siente.

La corona no es solo un accesorio, es un legado que exige presencia, compromiso y carisma. Catalina tiene todo para transformar las críticas en aplausos, y aún tiene tiempo de demostrar por qué fue elegida. Si algo nos han enseñado las reinas que dejaron huella, es que su grandeza no se mide por los obstáculos que enfrentan, sino por cómo logran superarlos. Ahora, el país no solo espera verla aparecer, sino resurgir con fuerza, estilo y la chispa que convierte a una mujer en un verdadero ícono. La pregunta ya no es si Catalina será recordada, sino cómo. Porque el trono no espera, y una reina sin conexión con su pueblo se pierde en el olvido.

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