Colombia - El presidente Gustavo Petro pidió la renuncia de Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, tras su vinculación en un escándalo de corrupción. En un mensaje en su cuenta de X, Petro expresó que esperaba la dimisión de Bonilla, “no porque crea que es culpable, sino porque lo quieren despedazar por ser leal al programa de gobierno y quieren derribar inconstitucionalmente ese gobierno”. El presidente defendió al funcionario, destacando su trayectoria y su papel en la recuperación económica de Colombia.
Desde Montevideo, Uruguay, Petro subrayó la honestidad de Bonilla y su contribución a la mejora de la situación financiera de Bogotá y al rescate de la economía del país tras la recesión de la administración de Iván Duque. “Espero por tanto la renuncia de un gran compañero y profesor honesto, el doctor Ricardo Bonilla, secretario de Hacienda de Bogotá Humana, que la dejó en su mejor momento financiero, y gran ministro de Hacienda, que sacó a Colombia de la recesión por el sobreendeudamiento que dejó Duque”, afirmó el mandatario.
El escándalo que involucra a Bonilla está relacionado con un esquema de corrupción destinado a asegurar votos en el Congreso para la aprobación de reformas del gobierno. La trama se originó con la compra de carro tanques para La Guajira y se extendió a otros contratos en diferentes regiones del país. Los congresistas, incluyendo al presidente del Senado, Iván Name, y al presidente de la Cámara de Representantes, Andrés Calle, recibieron pagos como parte de un entramado que buscaba garantizar el respaldo legislativo a las reformas.
La implicación de la Unidad de Gestión del Riesgo (UNGRD) también ha sido relevante en este caso. El director de la entidad, Olmedo López, y su subdirector están en el centro de las investigaciones. La exconsejera Sandra Ortiz, quien declaró recientemente en audiencia, aseguró que Bonilla tenía conocimiento de los pagos a los congresistas y de las prácticas de cohecho.
Petro defendió la integridad de Bonilla al calificarlo como “un gran compañero y profesor honesto”, pero reconoció que la presión política y las acusaciones en su contra ponían en riesgo la estabilidad del gobierno. El presidente hizo hincapié en que la renuncia no implicaba una admisión de culpa, sino una medida para proteger a la administración de los ataques de sus críticos y los intentos de desestabilizarla.
