Fiesta y limpieza se unen en Carnaval

Fiesta y limpieza se unen en Carnaval
Domingo, Marzo 2, 2025 - 09:45

Fiesta y limpieza se unen en Carnaval

Cuando la última tambora calla y el amanecer sorprende a los trasnochadores, un ejército silencioso toma las calles. Son los Escobitas, quienes con escobas y sacos en mano devuelven a Barranquilla su brillo tras la algarabía del Carnaval.
Domingo, Marzo 2, 2025 - 09:45

En el amanecer barranquillero, cuando aún suena uno que otro pick up y grupos de personas apuran los últimos instantes del Carnaval, un ejército silencioso emerge con escobas en ristre. Son los "Escobitas", guardianes de la limpieza, esos héroes invisibles que, mientras la ciudad duerme entre el bullicio y cansancio, ellos libran su propia batalla para devolverle la pulcritud al asfalto.

Al frente de la cuadrilla va un hombre curtido por el sol de los años, quien desde hace décadas entendió que limpiar el Carnaval es como deshojar una cayena de papel picado. "El desfile de este día de Carnaval no se acaba cuando callan las tamboras", dice con voz ronca mientras se ajusta su gorra azul, esa que a veces lo protege del implacable sol caribe. "Se acaba cuando las calles quedan listas para que empiece uno nuevo".

Con la primera luz filtrándose entre las carrozas dormidas, los "Escobitas" avanzan con sus uniformes azules, el color del trabajo duro, del esfuerzo que pocos ven, pero todos necesitan. Escoba en mano, barren los restos de una ciudad que celebró hasta la madrugada. Plásticos, serpentinas, botellas, todo desaparece en sacos de basura que pronto serán reciclados. Con cada movimiento, Barranquilla despierta más limpia, más viva, lista para otro día de fiesta.

Pero ese año, un grupo especial de ellos tuvo una tarea distinta. Por primera vez, algunos "Escobitas" desfilaron en la Batalla de Flores, ataviados con el disfraz de "Gorilas", un homenaje que la ciudad les rendía. Bajo las máscaras imponentes, marchaban con orgullo, sintiéndose parte de la manada de nuestra Reina Tatiana.

Los turistas y propios, entre los ecos de la cumbia y el mapalé, los miran con una mezcla de asombro y gratitud. "Oye, mijo, sin ellos, ¿quién arreglaría este despelote?", comentaba una vendedora de platanitos quien observaba fascinada la danza de escobas. "Ellos también son Carnaval".

Este 2025, más allá de limpiar, los "Escobitas" llevaron un mensaje: la fiesta y la sostenibilidad podían bailar en la misma comparsa. Con cada bolsa de basura recogida, con cada botella reciclada, demostraban que la ciudad podía celebrar sin condenarse a la suciedad. Bajo sus pies, las calles revivían, y el Carnaval aprendía a honrar no solo a quienes lo gozan, sino a quienes lo sostienen.

Antes de que el sol asomara su primer destello sobre el Magdalena, los "Escobitas" terminaron su jornada. Barranquilla despertó lista para seguir la fiesta, y ellos, sin más reconocimiento que el orgullo de la labor bien hecha, se fueron por donde vinieron, como sombras que limpian la algarabía para que el jolgorio nunca se detenga.

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